domingo, 12 de septiembre de 2010

Las huellas del silencio tiene los pies
embarrados, amen de las probabilidades
existentes de que me caiga un piano en la
cabeza con un acorde invertido eternamente,
y que invierta a la gravedad sonando.

La opereta zumba en el pantano, 
la noche se muere a gritos,
debí enterrar a la copa de los árboles
en los nidos, en los pájaros cantores
de tango. Para que las huellas
del silencio atraviesen un río
y laven sus pies.

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