miércoles, 4 de agosto de 2010

allí, donde el ojo tuerto ciclope de los molinos
de viento lucen la egida sobre los ojos, donde
los molinos de viento tienen las pestañas agusanadas,
los médicos ,que espían a la muerte de cerca
sin disimulo, invitan a comer la manzana de la ciencia.
Mientras que los fetos maman leche de rata en
los basureros y los autos secan el pavimento
con sus neumáticos un segundo después de que cese
la lluvia..........


Allí, hace algún tiempo, cuando su mirada mordía sutilmente
al paisaje, todas estas oscuridades no se me atravesaban por la mente ni
por asomo, solo se alumbraba en mis pensamientos la imagen
de su espalda  desnuda y el olor del tabaco
y a sexo en las sábanas que no cambiabamos nunca, porque, estábamos
demasiado entretenidos deseándonos como para que nos pique el cuerpo-
Nos enorgullecia ser unos mugrientos, nos burlábamos del higiene
y el jabón y el dentífrico y la lavandina y el detergente.

Hoy , me lave las manos cincuenta veces, tengo miedo
de enfermarme, de morirme de cualquier cosa.
Creo que la herida se me está pudriendo en el alma, debe ser
por eso mi temor. En cuanto a la herida,
 no estoy seguro de que se cicatrice jamás:
ni en mis cenizas, ni en el vendaje de mi momia.