Dios trabaja de pueblo en el opio
de las dosis que los sistemas se meten
mas allá de las recetas.
Trabaja a deshora,
y se seca la frente religiosamente
a cada plegaria
recibida , usted verá
que no se queja nunca.
Y es con el mil por ciento
que le comen de plusvalía
que hace la digestión de producir
vidas veintisiete horas al día
en su reducido sector,
o tal vez, simplemente produzca,
ínfimas piezas de alusinarias almas.