sábado, 4 de septiembre de 2010

El colectivo que esperaría no era mas que un fantasma en la ciudad.
Disidí caminar con la intención de acelerar la lenta música
que solfea el tiempo, suele ser un buen truco, el tiempo es
maleable, como la música y el viento, que la noche asume, helado.

Estaba un siglo lejos de casa, estaba borrado del mapa.
Pude haber caminado galaxias que no cruzaría a una sola persona.
La ciudad me dejó huérfano, la ciudad ancló su barco en el desierto,
la desolación estrujó las aguas, solo quedaba la lluvia cayendo sobre
mis pensamientos.
¿Qué podía hacer mas que caminar?¿que podía hacer mas que pensar?
En la próxima esquina doblará el silencio envuelto en hojas de otoño
y estaré mas cerca, un poco mas cerca, del olvido.