domingo, 12 de septiembre de 2010

Ella va a cortar a los espejos con el filo
de sus ojos y de las imágenes que sangre
recogerá solo las de cutis suave,
las de adolescencia  corteza del árbol
del vientre, extirpando , toda vejez

Hijo: quisiera que seas un bebé para verte
cada mañana prendido a los pezones
del universo mamando leche de fantasma
de estrellas, quisiera reencarnar en tu alma
que atraviesa el infinito mecido por Dios
y la muerte. Tu madre ,se alegraría mucho 
de que reencarne en vos.Pero no le digas nada,
que sea un secreto, entre nosotros.


Ahora ella va a encender sus lágrimas 
con los fósforos del espanto, de la culpa,
y de las cenizas que queden te dará forma
de ángel, de duende.Quizás te ponga sus ojos,
quizás los míos,no lo se . Pero se que 
soñará que la despiertas
con tu llanto  y te cambiará los pañales
o te tomará la temperatura, feliz.

Hijo: abriría a los túneles del tiempo
con un bisturí y abriría el tejido
del ocaso para que sangre y el rojo
pinte al alba en el horizonte, cerraría
los conventos del infierno del reloj
que le rinde culto a los caprichos
de algo que no nos explicamos los humanos.
Me pregunto si vos llegaste a ser un humano,
si alguna vez alcanzaste a sentir mi voz o a mis dedos
acariciando tu caparazón coronado de ombligo
(Si es que es preciso eso para llegar a ser un humano)
Tu madre se sentirá feliz
de que te hable en silencio por los dos, estoy seguro 
de que ella también lo hace, en secreto.
Siempre con vos, nunca conmigo,
las sombras nos tienen prohibido
que te nombremos.

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