La dibuja el espejo una noche desnuda
mientras rebota un eco de luz con la luna.
Sus ojos son de lejos un árido tramo
Ella teme al espectro que hay de otro lado.
Se sumerge en la niebla una noche mareada
en la que seca sus pestañas contra la almohada.
En su habitación reza
y se siente en la nada.
No comprende a esas muñecas
muertas que calcan su cara.
La destruye el silencio de una noche muda
entra en un hueco lento del tiempo a su cuna,
sus ojos son confesión a un cura conspirado
Ella teme al espectro que hay del otro lado.
Se despierta sin recordar lo que soñaba,
Porque pega la lluvia contra su ventana.
De su sombra regresa
Y se siente en la nada.
Juega con las muñecas
muertas que tejen su cara.
Sospecha de las muecas de su madre preocupada,
no hay ninguna tintura que tape sus canas.
Sus ojos son ancestros de apellido inmaculado
Ella teme al espectro que hay del otro lado.
La tenencia la obtuvo sin ninguna traba,
lo agradece en rosarios mañana a mañana
Pronto tendrá que cruzar
Las puertas que dan a la nada.
Se burla de las muñecas
muertas, ¡Que impostora que es su cara ¡
La atormenta esa vieja, una mente atrofiada
Con sus aires de inglesa le quita las ganas
de cruzar cualquier linea fuera de lo marcado,
ella teme al espectro que hay del otro lado.
Su sentencia está escrita pero la borraba,
tomando el té a las cinco su conciencia lava.
Pronto tendrá que cruzar
Las puertas que dan a la nada.
Se llevará a la tumba a las muñecas
muertas que retratan su cara.
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