Entre mil apocalipsis y mil big bang
la noche ensambla sus delicias
en la vereda, donde caminan nacen
y mueren hormigas, ratas y hombres,
lloran los perros gimen la bruma,
que acaso fuma la atmósfera
ante nuestras narices y nuestras bocas.
Y en las mil dimensiones se sigue dando
el universo, viven corriendo al pasado
llueven volviendo al futuro
¿ y mi mente, y mi corazón?
¿una trompeta que ruge en la sordera
del tiempo, un manantial de palabras sin destino?
El amanecer dibuja todas estas formas
en el horizonte
una y otra vez.
Tus ojos, el origen del infinito
en cada punto del devenir.
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