Podríamos salir a caminar un poco bajo
el follaje de la atmósfera que se afantasma
con la garúa y los charcos, en los cuales ,los
pibes de la cuadra
extienden mares para que naufraguen
y se hundan sus barquitos de papel.
Ya nos tiro de las patas la tristeza
hace rato, al fin y al cabo ,siempre estuvo
abajo de la cama, como un cuco.
Tenemos que empezar todo
de nuevo, tenemos que aprender a
hablar como el cine mudo,
se tiene que volver a revelar
ante nosotros la muerte en
la cara de nuestros abuelos,
en los ojos llorosos de nuestros
hermanos mayores ante un cajón
sin que lo comprendamos.
¿Que extraño verdad? Después de todo
esa mentira piadosa de nuestros padres de que
los muertos se van a un país donde el aire
es mas puro y los vientos hacen cosquillas no era
una máscara metafísica librada al azar,
pues, tengo la certeza , ahora, que los abismos
se precipitan como ranas en los pantanos de mi mente,
que lo que aterroriza, es la soledad.
Esa piedra erosionada hasta la arena
del desierto por la fricción de tu sexo, mientras
que la muerte solo se trata de abrir
los ojos en una habitación desconocida.
Tendríamos que salir a caminar un poco,
solos, cada uno por su lado, estemos donde estemos,
para aprender las calles y los recorridos
de los colectivos de la ciudad, como niños
o viajeros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario